Claudio Barragán: genio y Figura
CLAUDIO BARRAGÁN: GENIO Y FIGURA
Claudio Barragán Escobar (Manises, 1964). Si alguien
ha triunfado entre la afición tanto del Deportivo como la del Elche, ése es el
manisero Claudio Barragán. ¿El motivo? Es claro: Su personalidad, carácter y
forma de ser, tanto dentro como fuera del terreno de juego. Persona capaz de
cortar una rueda de prensa para poner una grabación donde se escucha el
griterío de la afición, con la intención de que su hinchada se convierta en el
jugador número doce.
Su genio: Sus características a la hora de jugar, que
ayudaron a forjar su personalidad. No era un diez en una cualidad específica,
pero era un ocho en todo. No era un virtuoso del regate o el remate, pero
dominaba todos los aspectos del juego. Luchaba y bregaba todas las pelotas. Era
un buen rematador de cabeza. Dominaba ambas piernas y sabía interpretar las
diversas fases del encuentro. El excapitán de Dépor, Fran, le definió bien en La voz de Galicia: “El Litri era un jugador que lo daba todo en el terreno de juego. Sacrificio,
entrega y lucha. Fue uno de esos jugadores que, consciente de sus limitaciones,
sacó un partido extraordinario a sus virtudes”.
Su figura: la honradez y el compañerismo. En esta
entrevista, Fran termina diciendo de Claudio Barragán: “Si me pongo a buscar una palabra que defina Claudio Barragán, creo que
la idónea es honradez (…). Muy buen tipo. Yo coincidí con él y con Nando en la
selección y me arropó en todo momento”.
Nuestro protagonista jugó entre los ‘80 y los ’90, en
una época muy diferente a los tiempos actuales que corren. Por entonces, la
liga española estaba llena de matices. Existía una gran tradición futbolera,
había buena materia prima y buenos jugadores en todos los equipos. Como norma
general, los extranjeros solían responder al perfil de jugador más desequilibrante
del equipo. En el Valencia eran: Lubo Penev y Pedja Mijatovic, en el Barcelona:
Romario, Stoichkov y Laudrup; mientras que en la orilla del Manzanares tanto
Futre como Schuster eran las estrellas del equipo, especialmente el primero. En
Nervión, las estrellas fueron Maradona y Suker; y en Cádiz el astro fue Mágico
González.

La década de
los 80 se abrieron con la pujanza de dos equipos vascos: la Real Sociedad y el
Athletic de Bilbao. El equipo donostiarra conquistó las dos primeras ligas de
la década, siguiéndole con su ejemplo el Athlétic de Bilbao. Eran ante todo
equipos armados desde la solidez defensiva, explotando muy bien el contrataque.
Otro equipo que destacó entre mediados y finales de esta década fue el Real
Madrid de la “Quinta del Buitre, liderado por jugadores formados en el Castilla
como Martín Vázquez, Míchel, Butragueño, Sanchís y Pardeza, a los que se les
sumaban extranjeros de un grandísimo nivel como Schuster o Hugo Sánchez.
Consecuencia de ello es la obtención, entre otros títulos, de 5 ligas seguidas.
Los 90 empezaron con aires renovados en la liga
española. En el Barça se encontraba Johan Cruyff, que apostó por un fútbol
totalmente de toque y de calidad, ya que como dijo el holandés: “Prefiero perder por cuatro goles a cinco
que ganar con un resultado de uno a cero”. En esta década se produjo el
fenómeno de la revolución de los equipos modestos. Equipos sin tanta
repercusión mediática como los grandes, con bajo presupuesto y sin jugadores de
renombre fueron capaces de plantar cara a los grandes, como el Tenerife, que
fue capaz de darle dos ligas consecutivas al Barcelona gracias a los triunfos
en la última jornada contra el Real Madrid, ganan torneos nacionales, ejemplo
de ello es el Zaragoza o el Deportivo, o al menos llegaron a las finales, como
el Celta, Betis y Mallorca, e incluso ganaron trofeos a nivel internacional
gracias a la victoria en el trofeo del K.O. lo que les permite jugar la Recopa
de Europa, donde, sin duda, el Zaragoza fue uno de los que mejor representa la
victoria de los pequeños frente a los grandes.
En esta revolución de los equipos modestos, si hay un
equipo que destacó por encima de otros, ése fue el Deportivo de la Coruña. La
escuadra de la capital gallega había estado casi dos décadas entre segunda y
segunda b; y (consiguiendo) en la temporada 1991 – 1992 vuelven a jugar en la
máxima categoría del fútbol español. Durante los próximos 13 años, el equipo
gallego vivirá sus mejores años gracias a la obtención de sus primeros títulos,
la posterior participación en los torneos internacionales y el reconocimiento
de todos, tanto de los aficionados al fútbol, de los equipos contrarios y de la
prensa.
Por ello, la liga no era cosa de dos. No era una lucha
constante por alzarse con el título liguero entre Real Madrid y F.C. Barcelona,
sinó que había más equipos que podían disputarles la liga. Una muestra de ello
es lo que ocurrió en la temporada 1995-1996. El campeón, el Atlético de Madrid,
venía de jugarse la permanencia en Primera División en las dos últimas
campañas. Sin embargo, las llegadas de Radomir Antic, al banquillo rojiblanco,
Molina, Santi Denia, Milinko Pantic y Lubo Penev impulsaron al equipo del
Manzanares a la obtención de su primer, y de momento único, Doblete. Su juego
se basaba en una combinación de toque, contrataque y una presión alta con la
intención de provocar el error del rival en campo contrario. El segundo
clasificado fue el Valencia, capitaneado por Luís Aragonés. Mientras que el
equipo de la capital de España desplegaba un juego de primer toque, la escuadra
de la capital del Túria fundamentaba su juego en el contrataque. Sin embargo,
un hecho que nos muestra la igualdad de los equipos es que el Barcelona quedó
tercero y el Real Madrid ni siquiera se clasificó para competición europea.
Esto hoy en día, claro está, es impensable.
En este contexto futbolístico jugó Claudio. Se formó
en la cantera del Levante, donde llegó a compartir equipo, y quizás vestuario,
con Johan Cruyff. Su siguiente equipo, con 20 años, fue el club ilicitano. En
este lugar debuta en primera división. En su primer año en el Elche y también
en Primera división no consiguen la ansiada permanencia, a pesar de que dos de
sus delanteros harían carrera en la máxima categoría del fútbol español:
Claudio y Carlos, éste en el Atlético de Madrid y Oviedo. Los tres próximos
años, el club ilicitano buscó volver a la primera división.

Estuvieron a punto de conseguirlo en los dos primeros
años en la categoría de plata, quedándose a unos pocos puntos de la promoción.
En la temporada 1987-1988, con 23 años, Claudio se convirtió en uno de los
héroes del ascenso gracias a sus 11 goles y sus más de dos mil quinientos
minutos jugados. Pero, la aventura en la máxima categoría duró un solo año. Al
consumar el descenso a Segunda, el club mallorquín fijó sus ojos en Barragán.
Entre esta temporada y hasta el año 1994-1995, momento
en el cual finalizó su etapa en el club gallego, es cuando vivió sus mejores
momentos, porque no solamente jugó dos finales de copa del rey, perdiendo una y
ganando la otra, sinó que también realizó el sueño de cualquier futbolista:
representar a España. Fue convocado por el combinado nacional en 1992 siendo
Javier Clemente era el seleccionador nacional. Éste fue quien le puso el mote
de “el Litri”.
El cénit de Claudio en el Mallorca llegó en la
1990-1991. Participó en un gran número de partidos, jugando casi un total de
tres mil minutos. Sin embargo, no fue titular en el partido más importante del
club bermellón: la final de la copa del Rey disputada en el Santiago Bernabéu
frente al Atlético de Madrid. El entrenador balear: Serra Ferrer planteó un
partido muy táctico, lo que provocó que el marcador se marchase cero a cero al
finalizar el tiempo reglamentario. A pesar de no estar en el once titular, y en
vistas de llegar al tiempo suplementario, Serra Ferrer le hizo entrar en el
terreno de juego en el minuto 79. Sin embargo, un gol de Alfredo Santaelena,
que unas temporadas más tarde sería compañero de Claudio en A Coruña y en el
banquillo del Cádiz; y que también sería protagonista en la Copa del Rey del
año 1994-1995 al ser el único goleador de partido, hizo llegar el trofeo a las
vitrinas del Vicente Calderón.
En su proyecto de consolidar el equipo en Primera
División, el presidente del Dépor, Augusto César Lendoiro, se hizo con los
servicios del manisero.
La primera temporada el equipo coruñés cumplió con el
guión de obtener una sufrida permanencia gracias a la vieja promoción contra el
Betis.
Fue a partir de la segunda temporada del conjunto
gallego cuando empezarían a llegar para el Dépor los reconocimientos, los
trofeos individuales y el título de la copa del rey en la temporada 1994/1995
que solamente sería superado por la obtención del único título liguero que
obtuvieron en la temporada 1999/2000.
Este segundo año es cuando nació el SúperDépor.
Término que se originó gracias a una espectacular remontada contra el Real
Madrid cuando el equipo gallego perdía por dos goles a cero. Finalmente, el
partido terminó por tres goles a dos
Procedentes de la liga brasileña llegaron Mauro Silva,
centrocampista, y Bebeto, delantero que se convirtió en el máximo artillero de
la competición doméstica. Consecuencia de ello, estos jugadores pronto se elevaron
en las estrellas del equipo. Junto con Bebeto juega Claudio, aportando lucha, brega, carácter y también
goles. El brasileño era la estrella y máxmo goleador, pero sin la lucha de
Claudio que provocaba la abertura de espacios entre los centrales, Bebeto nunca
hubiera podido marcar tantos goles. Por tanto, formaron una dupla maravillosa,
anotando entre los dos 42 goles; haciendo llevar al Dépor a la tercera
posición, a tan solo 4 puntos de ganar el campeonato doméstico. El resto del
equipo lo formaban: Liaño en la portería. En la defensa: López Rekarte y Nando
se sitúaban en los laterales; en el centro de la zaga estaban Ribera y
Albístegui. Djukic era el líbero del equipo. El medio campo lo formaban Fran,
Mauro Silva y Aldana.

La temporada no pudo ir casi mejor para nuestro
protagonista, pues fue convocado por Javier Clemente para formar parte del
combinado nacional. Su debut se produjo en octubre, en Belfast en el partido
clasificatorio para el mundial de EEUU ’94. Jugó un total de 6 partidos con la
Selección. Es aquí cuando el seleccionador le puso el mote de “El litri” por
los pases taurinos que realizaba Claudio en el hotel de concentración.

Hecho anecdótico en su trayectoria deportiva se
produjo este año. ¿Dónde? En el Vicente Calderón. Si alguien pensaba que Arda
Turan ha sido el único futbolista que ha lanzado una bota al árbitro estáis muy
equivocados. Claudio ya lo hizo. Sucedió en un choque frente al Atlético de
Madrid en la ribera del Manzanares.
La tercera temporada de Claudio en el Deportivo estuvo
marcada por dos partidos. El primero de ellos ocurrió el 19 de septiembre. El
rival: el Real Madrid. Con las estrellas del equipo, Bebeto y Mauro Silva,
concentrados con sus selecciones, el de Manises fue el héroe del partido
gracias a sus dos goles y un lanzamiento al larguero. Los otros dos goles los
lograron Fran y Manjarín. El otro encuentro fue contra el Valencia. En los ojos
de todos los deportivistas todavía se vislumbra el penalti fallado por Djukic.
Pero Claudio no jugó ese partido.
La temporada 1994 – 1995, fue la última que disputó
Barragán en Galicia. Ya no está en el once titular. Salinas y, sobre todo,
Manjarín son los jugadores que formaban la dupla atacante con Bebeto. A pesar
de eso, Claudio jugó, los minutos finales, de su segunda final de copa del rey.
Pero, esta vez termina con un sabor dulce porque por primera vez, tanto él como
el Deportivo ganaron su primer título: la Copa del rey. Alfredo Santaelena fue
otra vez el protagonista
La llegada de Toschack, reemplazando a Arsenio
Iglesias, supone la salida del delantero valenciano rumbo al Salamanca. Pero no
fue un adiós, sino un hasta luego porque el corazón de Claudio siempre estuvo y
estará en Riazor. El carácter y personalidad de Claudio Barragán cautivaron el
alma de todos los deportivistas; a cambio Claudio ganó los títulos más importantes
que un jugador puede conseguir: en primer lugar, el cariño y amor de la
hinchada. En una reciente entrevista realizada por el periódico deportivo Marca al charrúa Godín y al colombiano
Perea, éstos afirmaban que “el prestigio
y la gloria no llega por los títulos, sino por el cariño de la gente”.
Prueba del cariño que le profesa Riazor es cuando llega al estadio blanquiazul,
y todos empiezan a corear: “¡Claudio,
Claudio, Claudio, Barragán, Barragán, Barragáaaan!.
En
segundo lugar, el hecho de haberse convertido en un referente e ídolo para los
futbolistas más pequeños. El delantero colchonero, Fernando Torres, es un
ejemplo de ello. En el trofeo Carranza del año 2015, edición en la cual
participó el Atlético de Madrid, el ariete rojiblanco subió una foto a Twitter
de él junto con Claudio Barragán. En dicha imagen ponía: “Mi primer ídolo de la infancia. Una gran inspiración desde su etapa en
el Dépor. Un placer Míster”.

El siguiente equipo de nuestro protagonista fue el
Salamanca. En su primera temporada, recupera los minutos que no había jugado en
su última temporada en el conjunto gallego, superando los tres mil minutos. En
la jornada 3 de liga, vuelve a Riazor pero como visitante. El sentimiento
blanquiazul volvió a salirle del corazón, afirmando, poco después de jugar el
partido: “Recuerdo cuando volví a Riazor
con el Salamanca. Antes de terminar el partido ya estaba llorando de lo que me
hizo sentir la afición del Dépor. Todo el campo estaba coreando mi nombre y
hasta mis compañeros y el técnico Juanma Lillo se emocionaron”.
Pese a la decena de goles que marca, éstos no fueron
suficientes para la salvación del equipo. Su segunda temporada en el conjunto
castellano no fueron buenos, pues su presencia en el terreno de juego fue
prácticamente testimonial. Por ello, en el mercado de invierno fue traspasado a
uno de los equipos en los que ya había jugado donde había ofrecido un gran
rendimiento se fijó en él: el Elche. En este club estuvo esta media temporada y
tres más.
En esta media temporada, consiguió el objetivo de
subir a la Segunda División. Pero, en su primera temporada completa en Elche
bajan a la categoría de bronce del fútbol nacional. Con 34 años y en la segunda
división b, Claudio sacó su pundonor y se convierte, igual que una década atrás,
en héroe del ascenso, aunque esta vez fue de segunda b a segunda, gracias a sus
diez goles y los treinta y tres partidos jugados. La temporada 1999 – 2000 fue
la última de Claudio dentro de los terrenos de juegos, ayudando a mantener al
Elche en segunda división.
Una vez retirado, empieza su andadura en los
banquillos. En un primer momento forma parte del cuerpo técnico del Elche,
hasta que a principios de la temporada 2008 – 2009 sustituye a David Vidal al
frente del equipo. Logró mantener al equipo en la categoría, sin embargo es
destituido al poco de empezar la siguiente campaña. Su próximo equipo fue la
Ponferradina. El objetivo de salvar al equipo no lo consigue y baja a la
segunda división b.

No obstante, el club confía en él y le mantiene en el
puesto. Esta confianza que la directiva puso en él fue un acierto porque
consigue subir de categoría y a punto está de jugar el playoff de ascenso a la
Primera División. La 2013 – 2014 sería su tercera y última temporada en la
Ponferradina, consiguiendo mantener la categoría.
Su siguiente aventura fue en el club gaditano, es
decir, el Cádiz. Llega a mitad de temporada con el objetivo de pelear por el
playoff de ascenso a segunda. Consigue quedar primero de grupo, jugándose el
ascenso en una eliminatoria frente al Oviedo de Fernando Hierro. Pero el empate
en el Carlos Tartiere y la derrota en casa impiden subir directamente a
segunda, por lo que tiene que jugar otras dos eliminatorias para conseguir el
ansaido ascenso. El primero lo gana frente al Hércules, pero en la segunda
eliminatoria, los dos goles recibidos en Bilbao frente al filial del Athlétic
fue una losa muy grande por superar y en Cádiz solo pudieron empatar. Continúa
en el club gaditano la siguiente temporada, sin embargo la irregularidad en el
once titular es una constante y es destituido en la jornada 34. Su siguiente
reto fue el Mirandés, aunque sólo estuvo 4 jornadas en conjunto castellano.
Actualmente es el entrenador del Hércules. ¿Su
objetivo? Competir y ganar. Porque en su cabeza sólo existen esas dos palabras
Así ha sido la historia de Claudio Barragán. Un hombre
con valores de los que hoy en día les faltan a los futbolistas. Decía el
lateral del club colchonero Filipe Luís en una entrevista en el periódico El Mundo que: “Un 80% de los futbolistas vive en una burbuja. Sobre todo los jóvenes,
que enseguida quieren imitar a sus ídolos. Creen que si van con un neceser de
marca bajo el brazo, unas zapatillas de 400 euros y ocho tatuajes ya son
estrellas y que sólo por eso la gente va a respetarles. Olvidan el mundo real.
Es la clásica burbuja del futbolista: venirte arriba y comprarte un cochazo con
tu primer sueldo”. Pues bien, Claudio, a pesar de que ya no es futbolista,
bien puede estar dentro de ese 20%. Porque ha sido un tipo trabajador,
luchador, que se dejaba hasta la última gota de sudor por el equipo, porque él
siempre ha mirado primeramente por el interés del equipo del club que por el
bien suyo. Una muestra de ello fue cuando cesaron a David Vidal del Elche y
tomó las riendas Claudio. A pesar de pasar de segundo a primer entrenador, sus
emolumentos fueron los mismos porque para “el litri” prima más el proyecto y
estabilidad del club que el interés personal. Por esta humildad y trabajo, el
aficionado del Deportivo y del Elche le recuerdan con tanto cariño. En un
tiempo donde predomina el “soy rico,
guapo y muy buen futbolista” los valores del “litri” son difíciles de ver;
sin embargo son más necesarios que nunca. Por ello, solo podemos decir:
¡Claudio Barragan, genio y figura¡
Artículo dedicado
a Sofía Merino y Adrià Morellà
CLAUDIO BARRAGÁN: GENIO Y FIGURA
Claudio Barragán Escobar (Manises, 1964). Si alguien
ha triunfado entre la afición tanto del Deportivo como la del Elche, ése es el
manisero Claudio Barragán. ¿El motivo? Es claro: Su personalidad, carácter y
forma de ser, tanto dentro como fuera del terreno de juego. Persona capaz de
cortar una rueda de prensa para poner una grabación donde se escucha el
griterío de la afición, con la intención de que su hinchada se convierta en el
jugador número doce.
Su genio: Sus características a la hora de jugar, que
ayudaron a forjar su personalidad. No era un diez en una cualidad específica,
pero era un ocho en todo. No era un virtuoso del regate o el remate, pero
dominaba todos los aspectos del juego. Luchaba y bregaba todas las pelotas. Era
un buen rematador de cabeza. Dominaba ambas piernas y sabía interpretar las
diversas fases del encuentro. El excapitán de Dépor, Fran, le definió bien en La voz de Galicia: “El Litri era un jugador que lo daba todo en el terreno de juego. Sacrificio,
entrega y lucha. Fue uno de esos jugadores que, consciente de sus limitaciones,
sacó un partido extraordinario a sus virtudes”.
Su figura: la honradez y el compañerismo. En esta
entrevista, Fran termina diciendo de Claudio Barragán: “Si me pongo a buscar una palabra que defina Claudio Barragán, creo que
la idónea es honradez (…). Muy buen tipo. Yo coincidí con él y con Nando en la
selección y me arropó en todo momento”.
Nuestro protagonista jugó entre los ‘80 y los ’90, en
una época muy diferente a los tiempos actuales que corren. Por entonces, la
liga española estaba llena de matices. Existía una gran tradición futbolera,
había buena materia prima y buenos jugadores en todos los equipos. Como norma
general, los extranjeros solían responder al perfil de jugador más desequilibrante
del equipo. En el Valencia eran: Lubo Penev y Pedja Mijatovic, en el Barcelona:
Romario, Stoichkov y Laudrup; mientras que en la orilla del Manzanares tanto
Futre como Schuster eran las estrellas del equipo, especialmente el primero. En
Nervión, las estrellas fueron Maradona y Suker; y en Cádiz el astro fue Mágico
González.

La década de
los 80 se abrieron con la pujanza de dos equipos vascos: la Real Sociedad y el
Athletic de Bilbao. El equipo donostiarra conquistó las dos primeras ligas de
la década, siguiéndole con su ejemplo el Athlétic de Bilbao. Eran ante todo
equipos armados desde la solidez defensiva, explotando muy bien el contrataque.
Otro equipo que destacó entre mediados y finales de esta década fue el Real
Madrid de la “Quinta del Buitre, liderado por jugadores formados en el Castilla
como Martín Vázquez, Míchel, Butragueño, Sanchís y Pardeza, a los que se les
sumaban extranjeros de un grandísimo nivel como Schuster o Hugo Sánchez.
Consecuencia de ello es la obtención, entre otros títulos, de 5 ligas seguidas.
Los 90 empezaron con aires renovados en la liga
española. En el Barça se encontraba Johan Cruyff, que apostó por un fútbol
totalmente de toque y de calidad, ya que como dijo el holandés: “Prefiero perder por cuatro goles a cinco
que ganar con un resultado de uno a cero”. En esta década se produjo el
fenómeno de la revolución de los equipos modestos. Equipos sin tanta
repercusión mediática como los grandes, con bajo presupuesto y sin jugadores de
renombre fueron capaces de plantar cara a los grandes, como el Tenerife, que
fue capaz de darle dos ligas consecutivas al Barcelona gracias a los triunfos
en la última jornada contra el Real Madrid, ganan torneos nacionales, ejemplo
de ello es el Zaragoza o el Deportivo, o al menos llegaron a las finales, como
el Celta, Betis y Mallorca, e incluso ganaron trofeos a nivel internacional
gracias a la victoria en el trofeo del K.O. lo que les permite jugar la Recopa
de Europa, donde, sin duda, el Zaragoza fue uno de los que mejor representa la
victoria de los pequeños frente a los grandes.
En esta revolución de los equipos modestos, si hay un
equipo que destacó por encima de otros, ése fue el Deportivo de la Coruña. La
escuadra de la capital gallega había estado casi dos décadas entre segunda y
segunda b; y (consiguiendo) en la temporada 1991 – 1992 vuelven a jugar en la
máxima categoría del fútbol español. Durante los próximos 13 años, el equipo
gallego vivirá sus mejores años gracias a la obtención de sus primeros títulos,
la posterior participación en los torneos internacionales y el reconocimiento
de todos, tanto de los aficionados al fútbol, de los equipos contrarios y de la
prensa.
Por ello, la liga no era cosa de dos. No era una lucha
constante por alzarse con el título liguero entre Real Madrid y F.C. Barcelona,
sinó que había más equipos que podían disputarles la liga. Una muestra de ello
es lo que ocurrió en la temporada 1995-1996. El campeón, el Atlético de Madrid,
venía de jugarse la permanencia en Primera División en las dos últimas
campañas. Sin embargo, las llegadas de Radomir Antic, al banquillo rojiblanco,
Molina, Santi Denia, Milinko Pantic y Lubo Penev impulsaron al equipo del
Manzanares a la obtención de su primer, y de momento único, Doblete. Su juego
se basaba en una combinación de toque, contrataque y una presión alta con la
intención de provocar el error del rival en campo contrario. El segundo
clasificado fue el Valencia, capitaneado por Luís Aragonés. Mientras que el
equipo de la capital de España desplegaba un juego de primer toque, la escuadra
de la capital del Túria fundamentaba su juego en el contrataque. Sin embargo,
un hecho que nos muestra la igualdad de los equipos es que el Barcelona quedó
tercero y el Real Madrid ni siquiera se clasificó para competición europea.
Esto hoy en día, claro está, es impensable.
En este contexto futbolístico jugó Claudio. Se formó
en la cantera del Levante, donde llegó a compartir equipo, y quizás vestuario,
con Johan Cruyff. Su siguiente equipo, con 20 años, fue el club ilicitano. En
este lugar debuta en primera división. En su primer año en el Elche y también
en Primera división no consiguen la ansiada permanencia, a pesar de que dos de
sus delanteros harían carrera en la máxima categoría del fútbol español:
Claudio y Carlos, éste en el Atlético de Madrid y Oviedo. Los tres próximos
años, el club ilicitano buscó volver a la primera división.

Estuvieron a punto de conseguirlo en los dos primeros
años en la categoría de plata, quedándose a unos pocos puntos de la promoción.
En la temporada 1987-1988, con 23 años, Claudio se convirtió en uno de los
héroes del ascenso gracias a sus 11 goles y sus más de dos mil quinientos
minutos jugados. Pero, la aventura en la máxima categoría duró un solo año. Al
consumar el descenso a Segunda, el club mallorquín fijó sus ojos en Barragán.
Entre esta temporada y hasta el año 1994-1995, momento
en el cual finalizó su etapa en el club gallego, es cuando vivió sus mejores
momentos, porque no solamente jugó dos finales de copa del rey, perdiendo una y
ganando la otra, sinó que también realizó el sueño de cualquier futbolista:
representar a España. Fue convocado por el combinado nacional en 1992 siendo
Javier Clemente era el seleccionador nacional. Éste fue quien le puso el mote
de “el Litri”.
El cénit de Claudio en el Mallorca llegó en la
1990-1991. Participó en un gran número de partidos, jugando casi un total de
tres mil minutos. Sin embargo, no fue titular en el partido más importante del
club bermellón: la final de la copa del Rey disputada en el Santiago Bernabéu
frente al Atlético de Madrid. El entrenador balear: Serra Ferrer planteó un
partido muy táctico, lo que provocó que el marcador se marchase cero a cero al
finalizar el tiempo reglamentario. A pesar de no estar en el once titular, y en
vistas de llegar al tiempo suplementario, Serra Ferrer le hizo entrar en el
terreno de juego en el minuto 79. Sin embargo, un gol de Alfredo Santaelena,
que unas temporadas más tarde sería compañero de Claudio en A Coruña y en el
banquillo del Cádiz; y que también sería protagonista en la Copa del Rey del
año 1994-1995 al ser el único goleador de partido, hizo llegar el trofeo a las
vitrinas del Vicente Calderón.
En su proyecto de consolidar el equipo en Primera
División, el presidente del Dépor, Augusto César Lendoiro, se hizo con los
servicios del manisero.
La primera temporada el equipo coruñés cumplió con el
guión de obtener una sufrida permanencia gracias a la vieja promoción contra el
Betis.
Fue a partir de la segunda temporada del conjunto
gallego cuando empezarían a llegar para el Dépor los reconocimientos, los
trofeos individuales y el título de la copa del rey en la temporada 1994/1995
que solamente sería superado por la obtención del único título liguero que
obtuvieron en la temporada 1999/2000.
Este segundo año es cuando nació el SúperDépor.
Término que se originó gracias a una espectacular remontada contra el Real
Madrid cuando el equipo gallego perdía por dos goles a cero. Finalmente, el
partido terminó por tres goles a dos
Procedentes de la liga brasileña llegaron Mauro Silva,
centrocampista, y Bebeto, delantero que se convirtió en el máximo artillero de
la competición doméstica. Consecuencia de ello, estos jugadores pronto se elevaron
en las estrellas del equipo. Junto con Bebeto juega Claudio, aportando lucha, brega, carácter y también
goles. El brasileño era la estrella y máxmo goleador, pero sin la lucha de
Claudio que provocaba la abertura de espacios entre los centrales, Bebeto nunca
hubiera podido marcar tantos goles. Por tanto, formaron una dupla maravillosa,
anotando entre los dos 42 goles; haciendo llevar al Dépor a la tercera
posición, a tan solo 4 puntos de ganar el campeonato doméstico. El resto del
equipo lo formaban: Liaño en la portería. En la defensa: López Rekarte y Nando
se sitúaban en los laterales; en el centro de la zaga estaban Ribera y
Albístegui. Djukic era el líbero del equipo. El medio campo lo formaban Fran,
Mauro Silva y Aldana.

La temporada no pudo ir casi mejor para nuestro
protagonista, pues fue convocado por Javier Clemente para formar parte del
combinado nacional. Su debut se produjo en octubre, en Belfast en el partido
clasificatorio para el mundial de EEUU ’94. Jugó un total de 6 partidos con la
Selección. Es aquí cuando el seleccionador le puso el mote de “El litri” por
los pases taurinos que realizaba Claudio en el hotel de concentración.

Hecho anecdótico en su trayectoria deportiva se
produjo este año. ¿Dónde? En el Vicente Calderón. Si alguien pensaba que Arda
Turan ha sido el único futbolista que ha lanzado una bota al árbitro estáis muy
equivocados. Claudio ya lo hizo. Sucedió en un choque frente al Atlético de
Madrid en la ribera del Manzanares.
La tercera temporada de Claudio en el Deportivo estuvo
marcada por dos partidos. El primero de ellos ocurrió el 19 de septiembre. El
rival: el Real Madrid. Con las estrellas del equipo, Bebeto y Mauro Silva,
concentrados con sus selecciones, el de Manises fue el héroe del partido
gracias a sus dos goles y un lanzamiento al larguero. Los otros dos goles los
lograron Fran y Manjarín. El otro encuentro fue contra el Valencia. En los ojos
de todos los deportivistas todavía se vislumbra el penalti fallado por Djukic.
Pero Claudio no jugó ese partido.
La temporada 1994 – 1995, fue la última que disputó
Barragán en Galicia. Ya no está en el once titular. Salinas y, sobre todo,
Manjarín son los jugadores que formaban la dupla atacante con Bebeto. A pesar
de eso, Claudio jugó, los minutos finales, de su segunda final de copa del rey.
Pero, esta vez termina con un sabor dulce porque por primera vez, tanto él como
el Deportivo ganaron su primer título: la Copa del rey. Alfredo Santaelena fue
otra vez el protagonista
La llegada de Toschack, reemplazando a Arsenio
Iglesias, supone la salida del delantero valenciano rumbo al Salamanca. Pero no
fue un adiós, sino un hasta luego porque el corazón de Claudio siempre estuvo y
estará en Riazor. El carácter y personalidad de Claudio Barragán cautivaron el
alma de todos los deportivistas; a cambio Claudio ganó los títulos más importantes
que un jugador puede conseguir: en primer lugar, el cariño y amor de la
hinchada. En una reciente entrevista realizada por el periódico deportivo Marca al charrúa Godín y al colombiano
Perea, éstos afirmaban que “el prestigio
y la gloria no llega por los títulos, sino por el cariño de la gente”.
Prueba del cariño que le profesa Riazor es cuando llega al estadio blanquiazul,
y todos empiezan a corear: “¡Claudio,
Claudio, Claudio, Barragán, Barragán, Barragáaaan!.
En
segundo lugar, el hecho de haberse convertido en un referente e ídolo para los
futbolistas más pequeños. El delantero colchonero, Fernando Torres, es un
ejemplo de ello. En el trofeo Carranza del año 2015, edición en la cual
participó el Atlético de Madrid, el ariete rojiblanco subió una foto a Twitter
de él junto con Claudio Barragán. En dicha imagen ponía: “Mi primer ídolo de la infancia. Una gran inspiración desde su etapa en
el Dépor. Un placer Míster”.

El siguiente equipo de nuestro protagonista fue el
Salamanca. En su primera temporada, recupera los minutos que no había jugado en
su última temporada en el conjunto gallego, superando los tres mil minutos. En
la jornada 3 de liga, vuelve a Riazor pero como visitante. El sentimiento
blanquiazul volvió a salirle del corazón, afirmando, poco después de jugar el
partido: “Recuerdo cuando volví a Riazor
con el Salamanca. Antes de terminar el partido ya estaba llorando de lo que me
hizo sentir la afición del Dépor. Todo el campo estaba coreando mi nombre y
hasta mis compañeros y el técnico Juanma Lillo se emocionaron”.
Pese a la decena de goles que marca, éstos no fueron
suficientes para la salvación del equipo. Su segunda temporada en el conjunto
castellano no fueron buenos, pues su presencia en el terreno de juego fue
prácticamente testimonial. Por ello, en el mercado de invierno fue traspasado a
uno de los equipos en los que ya había jugado donde había ofrecido un gran
rendimiento se fijó en él: el Elche. En este club estuvo esta media temporada y
tres más.
En esta media temporada, consiguió el objetivo de
subir a la Segunda División. Pero, en su primera temporada completa en Elche
bajan a la categoría de bronce del fútbol nacional. Con 34 años y en la segunda
división b, Claudio sacó su pundonor y se convierte, igual que una década atrás,
en héroe del ascenso, aunque esta vez fue de segunda b a segunda, gracias a sus
diez goles y los treinta y tres partidos jugados. La temporada 1999 – 2000 fue
la última de Claudio dentro de los terrenos de juegos, ayudando a mantener al
Elche en segunda división.
Una vez retirado, empieza su andadura en los
banquillos. En un primer momento forma parte del cuerpo técnico del Elche,
hasta que a principios de la temporada 2008 – 2009 sustituye a David Vidal al
frente del equipo. Logró mantener al equipo en la categoría, sin embargo es
destituido al poco de empezar la siguiente campaña. Su próximo equipo fue la
Ponferradina. El objetivo de salvar al equipo no lo consigue y baja a la
segunda división b.

No obstante, el club confía en él y le mantiene en el
puesto. Esta confianza que la directiva puso en él fue un acierto porque
consigue subir de categoría y a punto está de jugar el playoff de ascenso a la
Primera División. La 2013 – 2014 sería su tercera y última temporada en la
Ponferradina, consiguiendo mantener la categoría.
Su siguiente aventura fue en el club gaditano, es
decir, el Cádiz. Llega a mitad de temporada con el objetivo de pelear por el
playoff de ascenso a segunda. Consigue quedar primero de grupo, jugándose el
ascenso en una eliminatoria frente al Oviedo de Fernando Hierro. Pero el empate
en el Carlos Tartiere y la derrota en casa impiden subir directamente a
segunda, por lo que tiene que jugar otras dos eliminatorias para conseguir el
ansaido ascenso. El primero lo gana frente al Hércules, pero en la segunda
eliminatoria, los dos goles recibidos en Bilbao frente al filial del Athlétic
fue una losa muy grande por superar y en Cádiz solo pudieron empatar. Continúa
en el club gaditano la siguiente temporada, sin embargo la irregularidad en el
once titular es una constante y es destituido en la jornada 34. Su siguiente
reto fue el Mirandés, aunque sólo estuvo 4 jornadas en conjunto castellano.
Actualmente es el entrenador del Hércules. ¿Su
objetivo? Competir y ganar. Porque en su cabeza sólo existen esas dos palabras
Así ha sido la historia de Claudio Barragán. Un hombre
con valores de los que hoy en día les faltan a los futbolistas. Decía el
lateral del club colchonero Filipe Luís en una entrevista en el periódico El Mundo que: “Un 80% de los futbolistas vive en una burbuja. Sobre todo los jóvenes,
que enseguida quieren imitar a sus ídolos. Creen que si van con un neceser de
marca bajo el brazo, unas zapatillas de 400 euros y ocho tatuajes ya son
estrellas y que sólo por eso la gente va a respetarles. Olvidan el mundo real.
Es la clásica burbuja del futbolista: venirte arriba y comprarte un cochazo con
tu primer sueldo”. Pues bien, Claudio, a pesar de que ya no es futbolista,
bien puede estar dentro de ese 20%. Porque ha sido un tipo trabajador,
luchador, que se dejaba hasta la última gota de sudor por el equipo, porque él
siempre ha mirado primeramente por el interés del equipo del club que por el
bien suyo. Una muestra de ello fue cuando cesaron a David Vidal del Elche y
tomó las riendas Claudio. A pesar de pasar de segundo a primer entrenador, sus
emolumentos fueron los mismos porque para “el litri” prima más el proyecto y
estabilidad del club que el interés personal. Por esta humildad y trabajo, el
aficionado del Deportivo y del Elche le recuerdan con tanto cariño. En un
tiempo donde predomina el “soy rico,
guapo y muy buen futbolista” los valores del “litri” son difíciles de ver;
sin embargo son más necesarios que nunca. Por ello, solo podemos decir:
¡Claudio Barragan, genio y figura¡
Artículo dedicado
a Sofía Merino y Adrià Morellà
CLAUDIO BARRAGÁN: GENIO Y FIGURA
Claudio Barragán Escobar (Manises, 1964). Si alguien
ha triunfado entre la afición tanto del Deportivo como la del Elche, ése es el
manisero Claudio Barragán. ¿El motivo? Es claro: Su personalidad, carácter y
forma de ser, tanto dentro como fuera del terreno de juego. Persona capaz de
cortar una rueda de prensa para poner una grabación donde se escucha el
griterío de la afición, con la intención de que su hinchada se convierta en el
jugador número doce.
Su genio: Sus características a la hora de jugar, que
ayudaron a forjar su personalidad. No era un diez en una cualidad específica,
pero era un ocho en todo. No era un virtuoso del regate o el remate, pero
dominaba todos los aspectos del juego. Luchaba y bregaba todas las pelotas. Era
un buen rematador de cabeza. Dominaba ambas piernas y sabía interpretar las
diversas fases del encuentro. El excapitán de Dépor, Fran, le definió bien en La voz de Galicia: “El Litri era un jugador que lo daba todo en el terreno de juego. Sacrificio,
entrega y lucha. Fue uno de esos jugadores que, consciente de sus limitaciones,
sacó un partido extraordinario a sus virtudes”.
Su figura: la honradez y el compañerismo. En esta
entrevista, Fran termina diciendo de Claudio Barragán: “Si me pongo a buscar una palabra que defina Claudio Barragán, creo que
la idónea es honradez (…). Muy buen tipo. Yo coincidí con él y con Nando en la
selección y me arropó en todo momento”.
Nuestro protagonista jugó entre los ‘80 y los ’90, en
una época muy diferente a los tiempos actuales que corren. Por entonces, la
liga española estaba llena de matices. Existía una gran tradición futbolera,
había buena materia prima y buenos jugadores en todos los equipos. Como norma
general, los extranjeros solían responder al perfil de jugador más desequilibrante
del equipo. En el Valencia eran: Lubo Penev y Pedja Mijatovic, en el Barcelona:
Romario, Stoichkov y Laudrup; mientras que en la orilla del Manzanares tanto
Futre como Schuster eran las estrellas del equipo, especialmente el primero. En
Nervión, las estrellas fueron Maradona y Suker; y en Cádiz el astro fue Mágico
González.

La década de
los 80 se abrieron con la pujanza de dos equipos vascos: la Real Sociedad y el
Athletic de Bilbao. El equipo donostiarra conquistó las dos primeras ligas de
la década, siguiéndole con su ejemplo el Athlétic de Bilbao. Eran ante todo
equipos armados desde la solidez defensiva, explotando muy bien el contrataque.
Otro equipo que destacó entre mediados y finales de esta década fue el Real
Madrid de la “Quinta del Buitre, liderado por jugadores formados en el Castilla
como Martín Vázquez, Míchel, Butragueño, Sanchís y Pardeza, a los que se les
sumaban extranjeros de un grandísimo nivel como Schuster o Hugo Sánchez.
Consecuencia de ello es la obtención, entre otros títulos, de 5 ligas seguidas.
Los 90 empezaron con aires renovados en la liga
española. En el Barça se encontraba Johan Cruyff, que apostó por un fútbol
totalmente de toque y de calidad, ya que como dijo el holandés: “Prefiero perder por cuatro goles a cinco
que ganar con un resultado de uno a cero”. En esta década se produjo el
fenómeno de la revolución de los equipos modestos. Equipos sin tanta
repercusión mediática como los grandes, con bajo presupuesto y sin jugadores de
renombre fueron capaces de plantar cara a los grandes, como el Tenerife, que
fue capaz de darle dos ligas consecutivas al Barcelona gracias a los triunfos
en la última jornada contra el Real Madrid, ganan torneos nacionales, ejemplo
de ello es el Zaragoza o el Deportivo, o al menos llegaron a las finales, como
el Celta, Betis y Mallorca, e incluso ganaron trofeos a nivel internacional
gracias a la victoria en el trofeo del K.O. lo que les permite jugar la Recopa
de Europa, donde, sin duda, el Zaragoza fue uno de los que mejor representa la
victoria de los pequeños frente a los grandes.
En esta revolución de los equipos modestos, si hay un
equipo que destacó por encima de otros, ése fue el Deportivo de la Coruña. La
escuadra de la capital gallega había estado casi dos décadas entre segunda y
segunda b; y (consiguiendo) en la temporada 1991 – 1992 vuelven a jugar en la
máxima categoría del fútbol español. Durante los próximos 13 años, el equipo
gallego vivirá sus mejores años gracias a la obtención de sus primeros títulos,
la posterior participación en los torneos internacionales y el reconocimiento
de todos, tanto de los aficionados al fútbol, de los equipos contrarios y de la
prensa.
Por ello, la liga no era cosa de dos. No era una lucha
constante por alzarse con el título liguero entre Real Madrid y F.C. Barcelona,
sinó que había más equipos que podían disputarles la liga. Una muestra de ello
es lo que ocurrió en la temporada 1995-1996. El campeón, el Atlético de Madrid,
venía de jugarse la permanencia en Primera División en las dos últimas
campañas. Sin embargo, las llegadas de Radomir Antic, al banquillo rojiblanco,
Molina, Santi Denia, Milinko Pantic y Lubo Penev impulsaron al equipo del
Manzanares a la obtención de su primer, y de momento único, Doblete. Su juego
se basaba en una combinación de toque, contrataque y una presión alta con la
intención de provocar el error del rival en campo contrario. El segundo
clasificado fue el Valencia, capitaneado por Luís Aragonés. Mientras que el
equipo de la capital de España desplegaba un juego de primer toque, la escuadra
de la capital del Túria fundamentaba su juego en el contrataque. Sin embargo,
un hecho que nos muestra la igualdad de los equipos es que el Barcelona quedó
tercero y el Real Madrid ni siquiera se clasificó para competición europea.
Esto hoy en día, claro está, es impensable.
En este contexto futbolístico jugó Claudio. Se formó
en la cantera del Levante, donde llegó a compartir equipo, y quizás vestuario,
con Johan Cruyff. Su siguiente equipo, con 20 años, fue el club ilicitano. En
este lugar debuta en primera división. En su primer año en el Elche y también
en Primera división no consiguen la ansiada permanencia, a pesar de que dos de
sus delanteros harían carrera en la máxima categoría del fútbol español:
Claudio y Carlos, éste en el Atlético de Madrid y Oviedo. Los tres próximos
años, el club ilicitano buscó volver a la primera división.

Estuvieron a punto de conseguirlo en los dos primeros
años en la categoría de plata, quedándose a unos pocos puntos de la promoción.
En la temporada 1987-1988, con 23 años, Claudio se convirtió en uno de los
héroes del ascenso gracias a sus 11 goles y sus más de dos mil quinientos
minutos jugados. Pero, la aventura en la máxima categoría duró un solo año. Al
consumar el descenso a Segunda, el club mallorquín fijó sus ojos en Barragán.
Entre esta temporada y hasta el año 1994-1995, momento
en el cual finalizó su etapa en el club gallego, es cuando vivió sus mejores
momentos, porque no solamente jugó dos finales de copa del rey, perdiendo una y
ganando la otra, sinó que también realizó el sueño de cualquier futbolista:
representar a España. Fue convocado por el combinado nacional en 1992 siendo
Javier Clemente era el seleccionador nacional. Éste fue quien le puso el mote
de “el Litri”.
El cénit de Claudio en el Mallorca llegó en la
1990-1991. Participó en un gran número de partidos, jugando casi un total de
tres mil minutos. Sin embargo, no fue titular en el partido más importante del
club bermellón: la final de la copa del Rey disputada en el Santiago Bernabéu
frente al Atlético de Madrid. El entrenador balear: Serra Ferrer planteó un
partido muy táctico, lo que provocó que el marcador se marchase cero a cero al
finalizar el tiempo reglamentario. A pesar de no estar en el once titular, y en
vistas de llegar al tiempo suplementario, Serra Ferrer le hizo entrar en el
terreno de juego en el minuto 79. Sin embargo, un gol de Alfredo Santaelena,
que unas temporadas más tarde sería compañero de Claudio en A Coruña y en el
banquillo del Cádiz; y que también sería protagonista en la Copa del Rey del
año 1994-1995 al ser el único goleador de partido, hizo llegar el trofeo a las
vitrinas del Vicente Calderón.
En su proyecto de consolidar el equipo en Primera
División, el presidente del Dépor, Augusto César Lendoiro, se hizo con los
servicios del manisero.
La primera temporada el equipo coruñés cumplió con el
guión de obtener una sufrida permanencia gracias a la vieja promoción contra el
Betis.
Fue a partir de la segunda temporada del conjunto
gallego cuando empezarían a llegar para el Dépor los reconocimientos, los
trofeos individuales y el título de la copa del rey en la temporada 1994/1995
que solamente sería superado por la obtención del único título liguero que
obtuvieron en la temporada 1999/2000.
Este segundo año es cuando nació el SúperDépor.
Término que se originó gracias a una espectacular remontada contra el Real
Madrid cuando el equipo gallego perdía por dos goles a cero. Finalmente, el
partido terminó por tres goles a dos
Procedentes de la liga brasileña llegaron Mauro Silva,
centrocampista, y Bebeto, delantero que se convirtió en el máximo artillero de
la competición doméstica. Consecuencia de ello, estos jugadores pronto se elevaron
en las estrellas del equipo. Junto con Bebeto juega Claudio, aportando lucha, brega, carácter y también
goles. El brasileño era la estrella y máxmo goleador, pero sin la lucha de
Claudio que provocaba la abertura de espacios entre los centrales, Bebeto nunca
hubiera podido marcar tantos goles. Por tanto, formaron una dupla maravillosa,
anotando entre los dos 42 goles; haciendo llevar al Dépor a la tercera
posición, a tan solo 4 puntos de ganar el campeonato doméstico. El resto del
equipo lo formaban: Liaño en la portería. En la defensa: López Rekarte y Nando
se sitúaban en los laterales; en el centro de la zaga estaban Ribera y
Albístegui. Djukic era el líbero del equipo. El medio campo lo formaban Fran,
Mauro Silva y Aldana.

La temporada no pudo ir casi mejor para nuestro
protagonista, pues fue convocado por Javier Clemente para formar parte del
combinado nacional. Su debut se produjo en octubre, en Belfast en el partido
clasificatorio para el mundial de EEUU ’94. Jugó un total de 6 partidos con la
Selección. Es aquí cuando el seleccionador le puso el mote de “El litri” por
los pases taurinos que realizaba Claudio en el hotel de concentración.

Hecho anecdótico en su trayectoria deportiva se
produjo este año. ¿Dónde? En el Vicente Calderón. Si alguien pensaba que Arda
Turan ha sido el único futbolista que ha lanzado una bota al árbitro estáis muy
equivocados. Claudio ya lo hizo. Sucedió en un choque frente al Atlético de
Madrid en la ribera del Manzanares.
La tercera temporada de Claudio en el Deportivo estuvo
marcada por dos partidos. El primero de ellos ocurrió el 19 de septiembre. El
rival: el Real Madrid. Con las estrellas del equipo, Bebeto y Mauro Silva,
concentrados con sus selecciones, el de Manises fue el héroe del partido
gracias a sus dos goles y un lanzamiento al larguero. Los otros dos goles los
lograron Fran y Manjarín. El otro encuentro fue contra el Valencia. En los ojos
de todos los deportivistas todavía se vislumbra el penalti fallado por Djukic.
Pero Claudio no jugó ese partido.
La temporada 1994 – 1995, fue la última que disputó
Barragán en Galicia. Ya no está en el once titular. Salinas y, sobre todo,
Manjarín son los jugadores que formaban la dupla atacante con Bebeto. A pesar
de eso, Claudio jugó, los minutos finales, de su segunda final de copa del rey.
Pero, esta vez termina con un sabor dulce porque por primera vez, tanto él como
el Deportivo ganaron su primer título: la Copa del rey. Alfredo Santaelena fue
otra vez el protagonista
La llegada de Toschack, reemplazando a Arsenio
Iglesias, supone la salida del delantero valenciano rumbo al Salamanca. Pero no
fue un adiós, sino un hasta luego porque el corazón de Claudio siempre estuvo y
estará en Riazor. El carácter y personalidad de Claudio Barragán cautivaron el
alma de todos los deportivistas; a cambio Claudio ganó los títulos más importantes
que un jugador puede conseguir: en primer lugar, el cariño y amor de la
hinchada. En una reciente entrevista realizada por el periódico deportivo Marca al charrúa Godín y al colombiano
Perea, éstos afirmaban que “el prestigio
y la gloria no llega por los títulos, sino por el cariño de la gente”.
Prueba del cariño que le profesa Riazor es cuando llega al estadio blanquiazul,
y todos empiezan a corear: “¡Claudio,
Claudio, Claudio, Barragán, Barragán, Barragáaaan!.
En
segundo lugar, el hecho de haberse convertido en un referente e ídolo para los
futbolistas más pequeños. El delantero colchonero, Fernando Torres, es un
ejemplo de ello. En el trofeo Carranza del año 2015, edición en la cual
participó el Atlético de Madrid, el ariete rojiblanco subió una foto a Twitter
de él junto con Claudio Barragán. En dicha imagen ponía: “Mi primer ídolo de la infancia. Una gran inspiración desde su etapa en
el Dépor. Un placer Míster”.

El siguiente equipo de nuestro protagonista fue el
Salamanca. En su primera temporada, recupera los minutos que no había jugado en
su última temporada en el conjunto gallego, superando los tres mil minutos. En
la jornada 3 de liga, vuelve a Riazor pero como visitante. El sentimiento
blanquiazul volvió a salirle del corazón, afirmando, poco después de jugar el
partido: “Recuerdo cuando volví a Riazor
con el Salamanca. Antes de terminar el partido ya estaba llorando de lo que me
hizo sentir la afición del Dépor. Todo el campo estaba coreando mi nombre y
hasta mis compañeros y el técnico Juanma Lillo se emocionaron”.
Pese a la decena de goles que marca, éstos no fueron
suficientes para la salvación del equipo. Su segunda temporada en el conjunto
castellano no fueron buenos, pues su presencia en el terreno de juego fue
prácticamente testimonial. Por ello, en el mercado de invierno fue traspasado a
uno de los equipos en los que ya había jugado donde había ofrecido un gran
rendimiento se fijó en él: el Elche. En este club estuvo esta media temporada y
tres más.
En esta media temporada, consiguió el objetivo de
subir a la Segunda División. Pero, en su primera temporada completa en Elche
bajan a la categoría de bronce del fútbol nacional. Con 34 años y en la segunda
división b, Claudio sacó su pundonor y se convierte, igual que una década atrás,
en héroe del ascenso, aunque esta vez fue de segunda b a segunda, gracias a sus
diez goles y los treinta y tres partidos jugados. La temporada 1999 – 2000 fue
la última de Claudio dentro de los terrenos de juegos, ayudando a mantener al
Elche en segunda división.
Una vez retirado, empieza su andadura en los
banquillos. En un primer momento forma parte del cuerpo técnico del Elche,
hasta que a principios de la temporada 2008 – 2009 sustituye a David Vidal al
frente del equipo. Logró mantener al equipo en la categoría, sin embargo es
destituido al poco de empezar la siguiente campaña. Su próximo equipo fue la
Ponferradina. El objetivo de salvar al equipo no lo consigue y baja a la
segunda división b.

No obstante, el club confía en él y le mantiene en el
puesto. Esta confianza que la directiva puso en él fue un acierto porque
consigue subir de categoría y a punto está de jugar el playoff de ascenso a la
Primera División. La 2013 – 2014 sería su tercera y última temporada en la
Ponferradina, consiguiendo mantener la categoría.
Su siguiente aventura fue en el club gaditano, es
decir, el Cádiz. Llega a mitad de temporada con el objetivo de pelear por el
playoff de ascenso a segunda. Consigue quedar primero de grupo, jugándose el
ascenso en una eliminatoria frente al Oviedo de Fernando Hierro. Pero el empate
en el Carlos Tartiere y la derrota en casa impiden subir directamente a
segunda, por lo que tiene que jugar otras dos eliminatorias para conseguir el
ansaido ascenso. El primero lo gana frente al Hércules, pero en la segunda
eliminatoria, los dos goles recibidos en Bilbao frente al filial del Athlétic
fue una losa muy grande por superar y en Cádiz solo pudieron empatar. Continúa
en el club gaditano la siguiente temporada, sin embargo la irregularidad en el
once titular es una constante y es destituido en la jornada 34. Su siguiente
reto fue el Mirandés, aunque sólo estuvo 4 jornadas en conjunto castellano.
Actualmente es el entrenador del Hércules. ¿Su
objetivo? Competir y ganar. Porque en su cabeza sólo existen esas dos palabras
Así ha sido la historia de Claudio Barragán. Un hombre
con valores de los que hoy en día les faltan a los futbolistas. Decía el
lateral del club colchonero Filipe Luís en una entrevista en el periódico El Mundo que: “Un 80% de los futbolistas vive en una burbuja. Sobre todo los jóvenes,
que enseguida quieren imitar a sus ídolos. Creen que si van con un neceser de
marca bajo el brazo, unas zapatillas de 400 euros y ocho tatuajes ya son
estrellas y que sólo por eso la gente va a respetarles. Olvidan el mundo real.
Es la clásica burbuja del futbolista: venirte arriba y comprarte un cochazo con
tu primer sueldo”. Pues bien, Claudio, a pesar de que ya no es futbolista,
bien puede estar dentro de ese 20%. Porque ha sido un tipo trabajador,
luchador, que se dejaba hasta la última gota de sudor por el equipo, porque él
siempre ha mirado primeramente por el interés del equipo del club que por el
bien suyo. Una muestra de ello fue cuando cesaron a David Vidal del Elche y
tomó las riendas Claudio. A pesar de pasar de segundo a primer entrenador, sus
emolumentos fueron los mismos porque para “el litri” prima más el proyecto y
estabilidad del club que el interés personal. Por esta humildad y trabajo, el
aficionado del Deportivo y del Elche le recuerdan con tanto cariño. En un
tiempo donde predomina el “soy rico,
guapo y muy buen futbolista” los valores del “litri” son difíciles de ver;
sin embargo son más necesarios que nunca. Por ello, solo podemos decir:
¡Claudio Barragan, genio y figura¡
Artículo dedicado
a Sofía Merino y Adrià Morellà
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